Peligra este verano en Andalucía y Cataluña, habrán restricciones en piscinas y riegos

Andalucía es una de las regiones más afectadas por la sequía en España. Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el año 2023 fue el segundo más cálido y el más seco de las últimas tres décadas en el sur peninsularLa falta de lluvias ha provocado que los embalses de las cuencas hidrográficas del Guadalquivir, el Guadiana y las del resto del sur andaluz se encuentren en una situación de emergencia, con un nivel medio de llenado inferior al 20%.

La sequía tiene graves consecuencias para el medio ambiente, la agricultura, la ganadería, la industria y el abastecimiento humano. Los ecosistemas se ven alterados por la pérdida de biodiversidad, la desertificación, la erosión y el aumento del riesgo de incendios forestales. Los cultivos y el ganado sufren la escasez de agua y la reducción de la calidad y cantidad de sus productos. Las actividades económicas se ven afectadas por la disminución de la producción, el incremento de los costes y la pérdida de competitividad. Y los ciudadanos se enfrentan a posibles restricciones de consumo, problemas de salubridad y conflictos sociales.

Ante este escenario, las administraciones públicas han adoptado medidas para hacer frente a la sequía y mitigar sus efectos. La Junta de Andalucía ha aprobado el cuarto decreto de sequía desde 2017, que incluye 200 millones de euros para obras hidráulicas urgentes, como la construcción de desaladoras, la mejora de las redes de distribución y la optimización de los recursos existentesEl Gobierno central ha declarado la situación de sequía prolongada en las cuencas del Guadalquivir y el Guadiana, lo que permite activar planes especiales de gestión y ayudas económicas para los sectores afectados.

Sin embargo, estas medidas son insuficientes si no se acompaña de un cambio de paradigma en el uso y la gestión del agua. Es necesario concienciar a la población y a los agentes económicos de la importancia de ahorrar y reutilizar el agua, así como de adoptar prácticas más sostenibles y eficientes. También es imprescindible impulsar la planificación hidrológica a largo plazo, basada en criterios científicos y técnicos, que garantice la disponibilidad y la calidad del agua para todos los usos y que tenga en cuenta los efectos del cambio climático. Y, por último, es fundamental fomentar la cooperación y la coordinación entre las distintas administraciones y los diferentes usuarios del agua, para evitar la competencia y el conflicto por este recurso vital.

La sequía en Andalucía es un problema que se agrava cada año y que requiere de una respuesta urgente y conjunta. El agua es un bien común y un derecho humano, y debemos cuidarlo y protegerlo como tal.